Venus el planeta de los deseos, el amor, y la belleza en su naturaleza esencial transita durante 24 días aproximadamente cada signo zodiacal. En su danza cósmica, en su continuo giro por el mándala natal va dejando una estela, un aroma que define su presencia en cada signo.
Desde el 21 de noviembre hasta el 14 de diciembre del 2020 Venus (Libra) visita la morada del enigmático signo de Escorpio (Plutón), activando todas las simetrías venusinas de búsqueda e integración de polaridades dentro de la intensidad propia del signo del Escorpión.
Venus en Escorpio despierta en mi psique femenina el hermoso mito de Perséfone, la diosa griega hija de Zeus y Deméter, que una vez explorada su sombra pudo vivir el Eros (amor pasional), como gran fuerza integradora. El mito de Perséfone está lleno de múltiples arquetipos, pero me centraré en el que considero refleja Venus en Escorpio.
Perséfone o Kore (doncella joven) limpia, pura y llena de luz jugaba con las hadas y las ninfas del bosque, disfrutando de su ingenuidad y de las bondades de la naturaleza. Un día Hades dios del inframundo recorriendo los límites del mundo superior, vio a la luminosa joven Perséfone y fue arropado por un obsesivo sentimiento de posesión ante tanta belleza y pureza. Sigilosamente fue capaz de acercarse a ella y raptar su candidez, llevándola a su reino de sombras y tinieblas.
Perséfone fue iniciada en los misterios del submundo, en el placer de su sexualidad, y en el conocimiento de la gran fuerza cósmica que habita en su útero. Hades fascinado por el despertar de la joven diosa le entrega todo su poder, y Perséfone se convierte en reina soberana del Inframundo en igualdad con Hades.
Mas adelante, gracias a unas semillas de granada (alimento de los muertos según la tradición griega), Perséfone vuelve a la superficie durante seis meses generando el mito de la primavera, pero eso es otra parte de la historia de la que hablaré en otra oportunidad.
La energía femenina representada en la primera parte del mito de Perséfone es "pura e inocente", porque solo conoce un aspecto de la realidad, representada por el brillo ingenuo de su corazón. Una vez que es raptada por Hades (Plutón-transformación), y llevada al inframundo (el útero universal), ella reconoce la polaridad energética de su naturaleza esencial, SENTIR-CORAZON/EMOCIONES-UTERO, y el gran poder vinculante que posee su sombra cósmica. Perséfone despierta y reconoce la otra mitad que la contiene, y necesita conquistarla transitando los espacios íntimos, densos, y oscuros “del otro lado”. Un tránsito necesario que la llevará a conocer la plenitud de la Unidad.
Venus en Escorpio es un tránsito obligado para todo ser humano. En las mujeres constituye una exploración de la psique uterina, no con la intención de recordar la aflicción y el dolor, sino al igual que Perséfone la intención de integrar "la sombra" (evolución). En el útero se guardan los secretos sin nombre, el inconsciente colectivo, la densidad de las emociones no expresadas, al igual que la chispa divina.
En estos días de otoño, cuando el día y la noche están en equilibrio, cuando Venus viaja por Escorpio, atrévete a comer 5 semillas de granada (fruto otoñal que marca la venida del invierno). Y al igual que Perséfone crea un puente entre tu corazón (el mundo exterior), y tu útero (el mundo del interior). Permite que llegue el tiempo para desaparecer, descansar, reflexionar, y sanar.
Un tiempo para que afloren en tu vida los universos del sabio sentir, y el vivo deseo. La verdadera pasión por la existencia.
Irma González R
Artwork: Wild Feminine Rising. Jenna Wiebe
留言